*Nota extraida de la web de la Liga Nacional de Básquet
Hay momentos fugaces y efímeros pero inolvidables que dejan una marca indeleble en la historia. Después de su ascenso en 2001/02 tras vencer al Club Ciclista Juninense en el tercer partido del TNA, Ben Hur se convirtió rápidamente en una fuerza dominante en la Liga Nacional. Sin embargo, los altibajos fueron muy pronunciados: en apenas siete años, la BH realizó dos de las contrataciones más rutilantes de aquellas épocas, fue campeón en una campaña histórica, proyectó su hegemonía a nivel internacional y sufrió un colapso casi inmediato que terminó con su desaparición de los primeros planos del básquet vernáculo.
Aunque pasen los años y Ben Hur no sea capaz de recuperar el protagonismo perdido, nadie puede olvidarse de aquel equipo que registró el mejor récord en la historia de la temporada regular de la Liga Nacional. Al margen de su producción y su consagración final frente a Boca, el combinado de Rafaela dejó un legado en el ámbito local.
El regreso de un adelantado
Tras conseguir su boleto a la máxima categoría, Ben Hur atravesó dos años de estabilidad encadenando rendimientos aceptables para un recién ascendido: finalizó en el décima lugar en 2002-03 y en la séptima posición en 2003-04. Rumbo a 2004-05, la financiación de una marca de lácteos y el aporte de la propia Mutual le permitieron afrontar una mayor inversión para seducir a dos de los principales nombres del básquet local.
Julio Lamas ya había sido campeón con Boca Juniors en 1996-97 en una producción que lo había impulsado a la Selección Argentina y al básquet europeo. En España, amén de un breve paso por Obras Sanitarias, dirigió a TAU Cerámica, Alicante y finalmente al Real Madrid en 2003-04. Tras su ciclo en la Casa Blanca, la propuesta de Ben Hur fue suficientemente atractiva para repatriarlo.
La incorporación de Lamas fue la piedra basal de un proyecto que se destacó, más allá de la inversión puntual en dos nombres rutilantes, por haber sido campeón sin un presupuesto extraordinario. Más allá de la conducción de Lamas y la presencia de una figura indiscutible del ámbito nacional, Ben Hur era un plantel mayormente de gregarios que incluso sufrieron modificaciones durante la temporada, como la llegada -a la postre clave- de un Ramzee Stanton que terminó el año como uno de los grandes aciertos del cuerpo técnico de Lamas.
Raymundo Legaria, un histórico del club que había sido parte del plantel campeón del TNA, reconoce su impacto: «Lamas para nosotros fue la gran cabeza del grupo, el que nos mentalizó en todo momento. La ciudad de Rafaela quedó totalmente conmocionada con ellos dos».
El aterrizaje de Lamas en Rafaela provocó un efecto inmediato incluso en la filosofía de juego de su equipo, revolucionario para aquella época: «Después de siete años de Selección y ACB, mejorás, crecés, dirigiendo y jugando contra los mejores. Traté de incorporarle a mi equipo las transiciones, el contragolpe, la ocupación de espacios, el juego sin pelota, el juego de pases».
Diego García, incorporación que había llegado desde Estudiantes de Olavarría y atravesó una explosión impactante durante aquella campaña, reconoció las dificultades iniciales para adaptarse a la exigencia de un entrenador de élite como Lamas: «No fue fácil, Lamas vino muy duro con nosotros. Julio llegó con muchas cosas nuevas, reglas, fue metiendo mano en el equipo tratando de que cada uno de lo mejor y se meta adentro del equipo. La verdad es que fue duro».
Superado el proceso de adaptación lógico, Ben Hur fue una máquina imparable con la pizarra de Lamas y el liderazgo dentro de la cancha de quien se convertiría en el jugador más ganador en la historia de la Liga Nacional con diez títulos.
La conversión de un líder
Lamas ya había rubricado su contrato y necesitaba un líder para su proyecto. Leonardo Gutiérrez ya había sido campeón en Olimpia de Venado Tuerto y bicampeón en Atenas de Córdoba pero todavía no era aquel emblema que se convertiría en el símbolo de un factor determinante y el dueño absoluto de la Liga en la próxima década.
Leo era un jugador importante pero todavía no se había transformado en el líder que dominó el básquet local tras su etapa en Ben Hur: «Era una familia. Después he formado buenos equipos, pero nunca más como ese. Yo venía siendo parte de diferentes equipos, y me tenía que transformar en el líder. La charla con Julio me llevó a Ben Hur, me propuso un proyecto que nos iba a permitir ganar títulos en los años siguientes. Él me metió en la cabeza que podía liderar a un equipo, por eso fui a Rafaela. Lamas me buscó, me armó, y me dieron las herramientas para eso».
Campeón Olímpico en Atenas 2004 y respaldado por Lamas, Leo asumió el mando como su lugarteniente dentro de la cancha. El doble comando funcionó a la perfección y la influencia de Gutiérrez fue determinante, según reconoce el propio Lamas: «No hubiera podido ser sin Leo, fue la bandera, el estandarte, el punto de rebeldía y de resistencia». Leo Gutiérrez no solo fue campeón: también fue elegido como MVP de la temporada regular y de las Finales.
Leo le devolvió el reconocimiento a Lamas en diálogo con UcU Web: «El gran artifice de todo fue Julio, nos fue marcando punto por punto donde podiamos hacer daño, fue potenciando de manera extraordinaria a cada uno de los integrantes del plantel».
Una campaña extraordinaria
Ben Hur fue arrasador durante la temporada regular y registró el mejor récord histórico de la Liga Nacional con 46 triunfos y apenas 9 derrotas, una inmejorable efectividad del 83.6%. Su andar no se detuvo en Playoffs, aunque los partidos de las series de cuartos de final frente a Gimnasia de Comodoro Rivadavia y Conarpesa fueron ajustados en cada uno de sus trámites. Después de barrer las dos series, una cabal muestra de personalidad para un equipo que además jugaba bárbaro, enfrentó al Boca campeón defensor en las Finales.
El Xeneize había sido campeón con el estadounidense Byron Wilson como MVP de las Finales, Paolo Quinteros como hombre decisivo, Matías Sandes como sexto hombre y Martín Leiva como uno de los pilares bajo la dirección de Sergio Hernández. En busca del bicampeonato, Ben Hur interrumpió su camino y se quedó con el trofeo en cinco partidos La BH se había impuesto en los dos primeros juegos como local por 89-80 y un contundente 94-75 pero Boca había reaccionado en su casa en el tercer juego.
Sin embargo, Ben Hur volvió a ser superior en el cuarto juego y le arrebató un duelo a domicilio para sentenciar las Finales el 25 de mayo con un 102-92 al conjunto azul y oro. García fue el goleador de aquel partido con 27 unidades, escoltado por los 19 de Gutiérrez y los 18 de Legaría ante 4.000 personas que colmaron el Coliseo del Sur.
Raymundo Legaria, Diego Garcia, Jason Osborne, Eduardo Calvelli, Pablo Alvertinazzi, Walter Storani, Leandro Gutiérrez, Herbert Jones, Guillermo Sacavino, Ignacio Ravellino, Ramzee Stanton, Daniel Ederra, Fabián Elías Saad, Alberto Pastori y Leandro Else fueron los nombres propios que formaron el plantel de Lamas. Legaria, García, Stanton, Leo Gutiérrez y Osborn fueron el quinteto titular, inolvidable ya en la historia del básquet nacional.
Más allá de los nombres propios, Ben Hur dejó su sello gracias al nivel colectivo en ambos costados de la cancha. «Se pasaban la pelota como los Dioses», reconoció Lamas ya campeón. En ataque, Ben Hur buscaba siempre al compañero mejor ubicado para tomar el tiro más cómodo. Los rivales no tenían antídotos para sus recursos.
«No había egoísmos, nos pasábamos mucho el balón y defendíamos a muerte todos los partidos. Teníamos un juego simple pero corríamos mucho, corríamos bien el contragolpe con Diego García fundamental en ese rubro. Llegábamos conmigo y Jason abiertos para los tres puntos, con Diego y Ramzee atacando al aro. Eso no se veía en ese momento y confundíamos a los rivales», explicó Gutiérrez.
Al margen de su filosofía altruista en ataque, Lamas también innovador en aplicar el Small Ball antes del Small Ball: su equipo no jugaba con un pivote natural. Los rafaelinos también se destacaron por sus múltiples recursos ofensivos, un apartado en el que Lamas trabajaba hasta la obsesión para aplicar los diferentes sistemas durante el partido: «Lo entrenábamos mucho, Julio nos preparó muy bien. Todas las defensas que hacíamos, la 2-3, la caja y uno, triangulo y dos, lo practicábamos todos los días y después lo hicimos en las finales frente a Boca».
Ben Hur mantuvo la base de cara a la siguiente temporada, Gutiérrez fue MVP de la temporada regular, pero el conjunto rafaelino no pudo defender el título al caer en semifinales frente a Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia. Campeón en la Liga Sudamericana tras vencer en cuatro partidos al Ribeirao Preto, el proyecto se cayó inmediatamente. «Bajaron mucho el tema del sponsor, del dinero que ponían. Después del primer año, a mitad de temporada, la Mutual cierra y empiezan los problemas económicos», explicó el propio Leo Gutiérrez que posteriormente se mudó a La Boca para vestir la camiseta Xeneize.
Ya sin Lamas ni Gutiérrez, la debacle era inevitable y en 2008/09 se fue al descenso tras perder 26 partidos seguidos. Sin triunfos en 2009, cayó frente a Obras y volvió a la segunda división en un colapso imparable que lo marginó de las grandes categorías del básquet nacional. Aunque en horas bajas, 16 años después, el recuerdo de Ben Hur se mantiene intacto.