Ayer, el mejor basquetbolista argentino de la historia y uno de los mejores deportistas del país, decidió ponerle punto final a su fructífera carrera. A continuación, un repaso del día que con la Selección Argentina pisó una cancha en Rafaela.

Diego Oviedo – El lunes 6 de agosto, Argentina se presentó en el Estadio 17 de Junio enfrentando a Venezuela, en lo que era el inicio de la preparación con vistas al Premundial que se disputó en Neuquén. Allí empezó a forjarse la Generación Dorada, el mejor equipo de la historia del deporte argentino.

«No existe una fecha de corte para saber cuándo nació exactamente este equipo, porque muchos hablan del despertar del gigante en el Premundial de Neuquén 2001, con un título ganado sin perder partidos. Pero sí se puede decir qué tenía de diferente respecto a los demás. Tenían la fisonomía de un plantel europeo, con mucha rotación y mucha actividad defensiva. El juego sin pelota fue la gran diferencia respecto a equipos anteriores, porque se comenzó a entender que a partir de la construcción de la muralla luego se iba a desprender el ataque como una cuestión natural, como un organismo vivo que reacciona a los impulsos lógicos de la naturaleza». Bruno Altieri, periodista de ESPN, narra en algo que casi todos los amantes y seguidores del básquet coinciden, la Generación Dorada argentina empezó a forjarse en el Ruca Ché de Neuquén en el 2001, previo al Mundial de Indianápolis 2002 y donde Argentina conmocionó al mundo al quitarle el invicto al Dream Team.

Los que muy pocos recuerdan es que el ciclo para ese torneo en Neuquén comenzó en Rafaela, más precisamente en el Estadio 17 de Junio del Club Sportivo Ben Hur, donde el equipo de Rubén Magnano enfrentó a Venezuela, en su primer amistoso de preparación. «Se pusieron en venta 1.430 localidades que tal vez resulten escasas. Porque existe gran interés por ver a la selección argentina más poderosa de los últimos años», afirmaba Clarín el día anterior al juego.

Y era así, ya que la expectativa en la ciudad era tremenda, en un momento donde el básquet profesional de la mano de Ben Hur estaba en su máximo esplendor. En el Hotel Parra se alojaron los jugadores argentinos, y allí, con la naturalidad de aún no ser tipos reconocidos a nivel mundial, Emanuel Ginobili, Andrés Nocioni, Luis Scola y companía atendía a la prensa sin ningún inconveniente.

El partido debería haber comenzado a las 21, pero el Chapu Nocioni rompió un aro en la entrada en calor y la historia comenzó 55 minutos después en el 17 de Junio, el cual mostraba una efervescencia irrepetible. Magnano sumaba para esta etapa de preparación a los primeros dos NBA que tuvo Argentina, Pepe Sánchez (ausente ese día por enfermedad) y Rubén Wolkowyski, además de un juvenil Emanuel Ginobili. Además de Sánchez, tampoco estuvieron presentes esa noche Daniel Farabello (con gripe) y Hugo Sconochini (suspendido por doping hasta el 15 de agosto). Venezuela tampoco contó con su máxima figura, Carl Herrera, pues debió regresar a su país por el fallecimiento de un familiar.

Miguel Romano, recordado periodista de diario La Nación, así analizó el juego: «Durante la primera mitad quedó en evidencia la falta de coordinación de los hombres nuevos del equipo argentino (Wolkowyski, Ginóbili y Oberto), aunque pese a eso, logró ponerse en ventaja rápido (15-8). Los venezolanos, sin hacer demasiado en defensa, se recuperaron con la destacada tarea de Richard Lugo (la figura del partido, con 23 puntos y 13 rebotes) bajo los cestos. La Argentina estuvo muy errática en los lanzamientos de larga distancia (solo convirtió 4 de sus 14 intentos), pero lo grave es que dependió en exceso de este recurso ofensivo.

La inestabilidad de los locales no hizo más que favorecer a Venezuela; a tres minutos de llegar al descanso los visitantes establecieron una amplia diferencia (38-28), que luego consiguió descontar Palladino para establecer un resultado más decoroso al término del primer tiempo: 45-41 en favor de los perdedores.

La solución para los vencedores, tras una floja producción inicial, estuvo en el despliegue físico, el roce y la entrega para no dejarse llevar por delante ante un rival más sólido. Palladino (19 puntos) y Oberto (12 puntos y 8 rebotes) resultaron decisivos en la levantada. Y el respiro de alivio llegó a sólo 37 segundo del cierre, con un triple de Andrés Nocioni.

Argentina 83 – Venezuela 82

Estadio: 17 de Junio.
Árbitros: Roberto Settembrini y Claudio Vaisman.
Parciales: 22-22 / 41-45 y 65-65.

Argentina: Montecchia 3, Oberto 12, Gutiérrez 16, Nocioni 10, Palladino 19 (fi), Ginóbili 7, Fernández 6, Victoriano 0, Wolkowyski 10, Pelussi 0. DT: Rubén Magnano.
Venezuela: Díaz 15, Lugo 23, Torres 3, Keeling 6, Walcott 2 (fi), Guevara 10, Nelcha 7, Morris 5, Machado 4, Becker 7, Mijares 0. DT: Jim Calvin.